Don Francisco Gómez de Sandoval a finales del siglo XVI, se convirtió en el primer Duque de Lerma y quiso crear en su villa una corte propia.
A partir de ahí, Lerma pasó a ser una de las villas más importantes por su cercanía a la Casa Real que en aquella época estaba ubicada en Valladolid.
El ducado de Lerma disfrutaría de la influencia de la Casa Real, convirtiendo la villa en una ciudad ducal de poderío y un destino de recreo con suficientes haberes para construir una colegiata y diversos conventos y monasterios.